miércoles, 23 de abril de 2008

BIOGRAFÍA

Página del portal de
1947, Socorro, Santander, Colombia
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Gabriel Uribe , 9 de marzo de 1947, Socorro, Colombia. Después de desempeñarse como profesor en Mérida, Venezuela, se radicó en Francia. Vive desde1980 en Estrasburgo, donde trabaja para los planes de formación continua profesional. Ha publicado Maquiavelo en Verona , novela histórica, Ediciones UIS, Bucaramanga, 1998; El último retrato de Cecilia Tovar, novela policíaca sin muerto y sin policías, Editorial VERICUETOS, Paris, 2006; cuentos, ensayos y fragmentos de teatro suyos han aparecidos en diversas revistas literarias de Colombia y de Francia. PANAMERICANA EDITORIAL publicó su biografía sobre Nicolás Maquiavelo: la conducta de los poderosos, Bogotá, 2006.
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Más información sobre GU y sus obras:
Allí:
Gabriel: cosas suyas
En cuanto a mí:
Un hombre que escribe todos los días, sin facilidad y sin dificultad sino con la misma sencillez y el talante desprevenido de aquel que camina sin hacerse preguntas desde que ha aprendido a caminar, y de la misma manera que el caminante cansado de su andar se rebela, el que escribe lo hace contra lo que escribe, sin dejar de andar, y cuando está fresco y con el ánimo intacto lleva su camino, qué digo, su tarea lo más lejos que puede. Tarea que no tiene ni busca recompensas y apenas sí momentos de reposo obligado, esos en que, por otro tipo de obligaciones que nada tienen que ver con la escritura, tiene que trabajar, hacer visitas, las compras, algún favor a un amigo, los actos de solidaridad diaria y los que permiten mantenerse vivo, contestar al teléfono, enviar un mail y así, cosas que a él lo reposan de la escritura pero que le consumen un tiempo que sólo quisiera destinarlo a su hoja de papel. Escribe a mano. Grafomanía la llaman algunos, u objeto exclusivo de neurótico compulsivo, o ganas de perder el tiempo, o una manera más de hacerse el interesante o el aburrido. Son nombres, calificativos a los que no les da importancia porque no miden ni explican su necesidad, que no es necesidad monda y lironda porque de no escribir nadie se ha muerto, que no es capricho ya que lo hace siguiendo las más estrictas reglas, a su manera pero metódicamente, y a horas fijas, como un ceremonial, que no es diversión tampoco porque la afronta la mayoría de las veces con un asomo de pánico expansivo y la termina bañado en sudor y triste, que no es la huida cómoda sino más bien el combate largo, cuerpo a cuerpo, un acto cotidiano de entrega a sí mismo que sin ser la muerte en vida, como la imaginan sus amigos que no escriben, tampoco es la pura vida como la sueñan los que quisieran escribir algún día. Eso y sólo eso es él, en su vigilia diaria, pues cuando duerme, en cambio, sueña con mujeres como todos los hombres. Prueba irrefutable de su condición de ángel caído y del único haber que considera irrenunciable: su humanidad, terrena, febril, feliz, trágica, común y corriente pero que no deja en ningún instante de ser maravillosa.